Cuando el joven capta que se acerca un adulto comienza a emitir agudos chillidos y graznidos para mostrar lo hambriento que está. No pasa nada, la vida enseña cómo vivir la vida de águila.
Ayer pude contemplar en el suroeste de Estonia como un ejemplar adulto de pigargo enseñaba a un joven ejemplar como dejarse llevar por las corrientes ascendentes de aire. El joven parece que entendió ya que a los diez minutos estaba haciendo círculos en el aire.
Se lanza sobre el pez con bastante ferocidad, de modo que el pigargo adulto considera más inteligente retroceder rápidamente.