Mientras en el condado de Harju hay unos quince centímentros de nieve y durante el mediodía ocho grados bajo cero de «helada», en el sur de Estonia hay una fina capa de nieve en el suelo y además el aire está menos frío... Parece haber más movimientos de pájaros en el jardín.
En invieros poco fríos tenemos más zorzales reales. Además, si es un año rico en bayas, podemos encontrar un número mayor de ellos. También los tenemos aquí en inviernos duros, pero en un número mucho menor. En los inviernos, los mirlos son muy habituales y siempre acompañan a la gente en los jardines y localidades. Ambas especies vienen al jardín a comprobar si se ha caído algo al suelo de la casita donde se encuentran los alimentos. Los zorzales reales prefieren comer bayas y manzanas, pero no son muy exigentes en cuanto a la comida.
Los mirlos se mueven por el suelo dando pequeños saltos, de vez en cuando se paran para observar lo que les rodea, y más tarde, de nuevo con la cola hacia arriba, siguen adelante. Cuando se posan encima del árbol son tranquilos y despliegan un poco las alas. Es muy fácil determinar al macho, el cual tiene una cola larga y negra: solamente el pico y la zona de los ojos son de color amarillo. Por otra parte, el plumaje de la hembra es de color marrón oscuro.
Los zorzales reales son de color gris, con una figura y postura propias de los tordos. En cuanto al tamaño y al peso son muy parecidos a los mirlos.
Nuestros desconocidos han llegado probablemente del Norte o del Este y los que han anidado aquí, pasan el invierno en algún lugar de Europa.