Crías de oso en el refugio invernal

 
Fotografió Peep Männil
Traducción: Adolfo
 
Este es el aspecto que ofrece un „hermoso refugio invernal de oso”, pero los de este tipo son escasos (fotografiado en primavera)
 

Oso pardo       Ursus arctos

 
Más de sesenta hembras, a mediados de enero en sus refugios invernales, tenían crías en un número que podría variar de uno a cuatro, aunque lo más frecuente es dos o tres crías. Al nacer pesan unos 300 gramos, están cubiertas con escaso pelo, carecen de dientes y son ciegas. En la osera conviven perfectamente con la hembra que está semidormida. El contenido de grasa de la leche de osa es superior al 10% y las crías deben de alimentarse durante cuatro meses seguidos, sin salir del refugio, a partir de las reservas acumuladas por la hembra el año anterior, lo cual en si mismo es un pequeño „milagro“. Los dientes de leche aparecen cuando alcanzan las siete semanas, es decir a principios de marzo y, dependiendo del tiempo primaveral que haga, en abril se comienza a descubrir el mundo exterior con la guía de mama osa.

Durante la hibernación, el oso se alimenta sólo de las reservas grasas acumuladas. En ese tiempo no come no bebe, no defeca ni orina. Los científicos han detectado en la sangre del oso pardo una hormona de hibernación  (Hibernation Induction Trigger – HIT), la cual impide que los músculos de este gran animal  se atrofien después de yacer seis meses.



 

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