Fotos: Urmas Sellis y Arne Ader
Traducción: Adolfo
En la época invernal, en Estonia se multiplica varias veces la población de corneja gris respecto a la época de cría. Con las aves que migran del norte, algún año han alcanzado los trescientos mil ejemplares, mientras las que crían aquí son sólo unas 40 000-70 000 parejas.
Normalmente empiezan a instalar el nuevo nido (raramente reconstruyen el viejo) a finales de abril y esto se puede observar en las arboledas de las ciudades: el pico lleno de ramas y de hierba, que usan para construir el nido en alguna horquilla de un árbol alto, tarea que fundamentalmente realizan las hembras. A principios de mayo se pueden encontrar ya nidos con cuatro o seis huevos de color azulado-verdoso con motas marrones. Sólo incuba la hembra, la cual es alimentada en ese periodo por el macho. Este periodo de incubación dura unos veinte días y a fecha de hoy todos los huevos han eclosionado.
Los padres cuidan con mucho primor a las crías. Incluso si una pareja de cornejas no consigue sacar sus propios pollos, ayudan en la alimentación de los pollos de los nidos vecinos. Cinco semanas después de eclosionar, las jóvenes cornejas ya son capaces de volar, pero no quedan sin el amparo de los padres. Se les enseña “las costumbres de las cornejas”, se les limpia y alimenta. Es muy interesante ver las inteligentes relaciones familiares de las cornejas grises en los parques en el mes de julio.
El pollo de corneja gris tiene hambre